Al salir de El Santuario bajamos al pueblo que está a la orilla de un lago en cuyo embarcadero nos estaba esperando un fabuloso y grandísimo yate, yo diría que en el mismo habríamos cabido todos los que estuvimos en el mundial y en el extra sin problema.
Aquí algunas vistas de y desde el embarcadero:
Fue curioso la cantidad de gente que, al nada más entrar, en cuanto vieron una mesa lo primero que hicieron fue sacar tableros ¡y a jugar!
Como el yate era bastante grande, había espacio para todo: jugar scrabble, intentar cambiar al mundo, contemplar la puesta de sol... todo acompañado de bebidas y botanas (botanas = boquitas = tapas).
En general hasta aquí ya la navegación resultaba bastante agradable... ¡pero! ¡No contábamos con el ingenio de Javier Guerrero! ¡NOS LLEVÓ GRUPO EN VIVO! Así que... ¡también hubo baile!
Es curioso cómo pasa de rápido el tiempo cuando te estás divirtiendo. El crucero terminó y había que regresar al D. F.
La mayoría nos dormimos en el viaje de vuelta, pero había estado lloviendo por la carretera y había coches mal aparcados por el camino, así que en un momento determinado Javier pidió a todos los hombres que por favor se bajaran. Una pena no haber tenido idea de lo que iba a pasar o me habría bajado yo también con cámara de video en mano. Había un 4 x 4 mal aparcado que no dejaba pasar al bus y por lo que se ve el conductor estaba lejos del lugar, así que lo que hicieron fue moverlo entre todos.
Llegamos al hotel sobre la media noche, cansados y con vuelos de madrugada algunos... ¡pero! ¡Que nos quiten lo bailado! :))
