Eran las 6.30 de la mañana de un domingo y Esther, Rosa, Curro y yo, estábamos ya en la recepción del hotel Dunes en Isla Margarita esperando a nuestro taxista. La noche anterior había estado movida, pues había sido el último día del Mundial de Scrabble en Español, con lo que nos habíamos ido a la cama bastante tarde, pero la ilusión de lo que nos esperaba ese día nos tenía en pie con una sonrisa en los labios. :D
Llegamos al aeropuerto, donde ellos aprovecharon a tomar un café para al menos fingir que estaban despiertos, yo no, porque pasa que si tomo/como algo antes de las 9 de la mañana, me suele dar problemas en el estómago, cosa que no rima de nada con un viaje en avión, así que preferí no arriesgarme. Las cosas en el aeropuerto previo a la entrada a sala de espera, se sucedieron bastante rápido. Al entrar comentábamos las vivencias de los días anteriores con el mundial y tal, de pronto mientras caminábamos, ya no recuerdo bien cómo, me dio por ponerme a bailar y cantar un trozo de “valió la pena” la que habíamos cantado con Esther en el karaoke… y ella se puso a mi lado a bailar y cantar también… todo esto con el aeropuerto lleno de extranjeros de países europeos y de USA… jejejeje.
Nuestro avión era uno pequeño de la empresa LTA. En la sala de espera nos juntamos con unos alemanes que iban a hacer el tour de varios días. Su guía nos explicó cómo íbamos a hacer, cada grupo, las rutas previstas. Según nos explicó, iríamos primero a un aeropuerto cerca del delta del Orinoco (lo siento, olvidé el nombre), de allí nos iríamos a Canaima, sobrevolando el Salto Ángel en el camino. Así pues, era importante escoger una buena ventana para sacar buenas fotos y videos… cosa que a pesar de que éramos pocos, no fue fácil hacer, pues las ventanas estaban bastante rayadas.
El paisaje era una auténtica maravilla. Todo verde, de un verde brillante, rebosando vida. A veces no te das cuenta lo grande que es un país hasta que no lo ves desde el aire. Me sorprendió, porque otros países del área, como Argentina y Brasil, sí que explotan mucho su riqueza paisajística y selvática a nivel turístico, pero Venezuela, al menos de lo que yo había visto y oído antes de ir por allí, no mucho.
Aquí una muestra de las preciosidades que se veían desde el aire yendo desde Margarita hasta este aeropuerto cerca del delta del Orinoco:
Llegamos al primer aeropuerto, bajaron los que se quedaban y aproveché para buscar un mejor lugar acorde a la ventana. En realidad no lo encontré, me tuve que conformar con un lugar donde estorbaba el ala y el motor, pero al menos la ventana no tenía rayones, eso sí, me tocó pedir una servilleta para limpiarla. Al cabo de pocos minutos nos dice la azafata que tenemos que bajar. Dejamos nuestras cosas en el avión, pero lo que nadie nos explicó es que fuera a subir más gente, entonces en realidad yo sí dejé las cosas en el asiento, pero lo suyo era dejarlas en el lugar apropiado, así lo hizo Curro por ejemplo (íbamos en asientos diferentes para tener ventana los dos).
Bajamos y tan desinformados estábamos que nos quedamos en la pista, hasta que nos hicieron señas de entrar en el aeropuerto. Llegamos a una salita donde había una cafetería, a esas alturas del partido yo sí ya tenía hambre y mi estómago ya no me daría problemas, así que yo me fui directa a pedir un café y algo parecido a una empanada de hojaldre con jamón y queso que estaba bastante bien. Cuando pedí mi comida, sólo había otra señora allí, que quiso colarse y pedir antes que yo, pero como eso es “muy de Latinoamérica” yo ya he tenido bastante entrenamiento y sé cómo “adelantarme” para que no se me cuelen. Así que sin problema. Inmediatamente me fui a apartar una mesa, mis acompañantes estaban haciendo cola para pedir algo a su vez. Yo me senté dando la espalda al mostrador de la cafetería, no teníamos idea de si íbamos a estar mucho o poco tiempo allí, con lo que mejor empecé a comer de una vez, yo no estaba viendo lo que pasaba con ellos, así que no pude evitar partirme de la risa cuando escucho a Esther diciendo muy disgustada: “¡Vale! ¿Alguien más que quiera pasar delante de mí? ¡Coño!” :D Ya se ve que a la pobre también se le quisieron colar, además con todo éxito ¡que a ella le faltaba el entrenamiento para no permitirlo!
El caso es que en realidad estábamos esperando a otro grupo que llegaba con retraso de no sé dónde, eran bastantes y en su mayoría alemanes. ¡Menos mal que teníamos los asientos apartados! Pero aún así no le sirvió a Curro, pues al no haber dejado las cosas sobre el asiento, dieron por hecho de que estaba vacío y se sentaron allí, le tocó escoger otro asiento y con la ventana rayada. ¡Todo esto para que al final no sobrevoláramos el Salto Ángel! Nos dijeron que sería al regresar, aunque no nos dieron mayores explicaciones. En realidad si algo me quejo de esta excursión es de la falta de información en general.
(Continuará)
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miércoles, 17 de febrero de 2010
Yendo de Isla Margarita al delta del Orinoco. Canaima: primera parte.
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