jueves, 9 de septiembre de 2010

Antiguedades Georges L. Charbonnier, Ginebra, Suiza. Fotos sueltas.

Me declaro una fiel amante de la belleza. Sin considerarme en sí hedonista, sí que soy una fiel buscadora del placer que muchas veces consigo en un grado muy alto, incluso, por lo que he observado, más alto que los demás, con tan sólo observar cosas bellas. Como ya has visto en este blog, esa belleza la puedo encontrar en grandezas naturales como una catarata, una playa, animales maravillosos... ¡hay tanto para disfrutar en el mundo! Pero me subyuga también la creación de personas que con talento han sabido sacar de materiales comunes, como simples rocas o gotas de pintura, objetos maravillosos, impensables para mis propias manos.

Ya lo he comentado antes: cuando estoy ante algo que me emociona especialmente por su belleza, no camino, levito. Pero no es sólo eso, es un cúmulo de sensaciones en todo mi ser, un sobrecogimiento en mi corazón, un sentir el tacto de mi cuerpo más afinado, una sensación de felicidad que me embarga... incluso un sentirme en paz y armonía con el universo entero. Posiblemente esa sería mi propia definición de la palabra éxtasis.

Y sí, esto también lo sentí cuando vi los maravillosos objetos que había en la tienda de antiguedades Georges L. Charbonnier en Ginebra.


Fui a Ginebra la última vez en el 2007, por cuestiones de trabajo, pero aprovechamos a que me acompañara mi muy buena amiga Ascen. ¡Lo pasamos genial! La tienda está ubicada en la rue de la Cité 19, 1204, Ginebra, tel. 022 310 28 10.


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¡Menos mal mi disfrute en este tipo de casos no me lleva a querer conseguir los objetos admirados a toda costa! ;P Bueno, es que en realidad, en Ginebra... ¡habría podido comprarme al menos las tres cuartas partes de lo que vi en la muchas de sus tiendas! ¡Pero eso! ¡Es otra historia! ;P

(Eso sí, debo decir que Suiza me pareció un país muy caro).

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