Luego de la visita a la estación de tren de Sóller y sus salas de exposiciones, Johana mencionó una casa bastante peculiar y fuimos a verla.
Foto de la estación de tren de Sóller.
Por el camino disfrutamos de las callejuelas y ¡cómo no! de la vista de patios en diversas casas que al igual que en Mallorca dejaban sus portones abiertos para que los transeúntes disfrutáramos de las vistas:
Conforme nos acercábamos a Can Bell Esguard, la curiosidad aumentaba porque el edificio es grande y al parecer está abandonado. Sólo lo pudimos ver desde fuera y envidiar las vistas que se debe tener desde dentro.
Me quedé intrigada con la historia de la casa, así que busqué en internet, pero tristemente encontré muy poco, al punto que básicamente lo más completo fue lo que encontré en la web del diario de Mallorca:
“Can Bell Esguard (conocida popularmente como Ses Torretes), situada en la calle Can Vives, es un edificio excepcional, levantado sobre un molino fortificado, reformado en 1898, caracterizado por un estilo ecléctico de tendencia neomedieval (por su aspecto fortificado) y neomudéjar.”
Y en Ibiza cultural tour:
“…donde descubrirá en lo alto de un pequeño montículo la casa de Can Bell Esguard, un edificio atípico y singular, que sorprende tanto por su construcción como por su historia: Al contrario de lo que era común en Sóller, esta casa fue construida por encargo de un emigrante francés establecido en la villa a finales del siglo XIX. En su origen, Can Bell Esguard fue un molino fortificado, reformado en 1898. En él destacan los elementos decorativos medievalistas y mudéjares, así como la cerámica cromada y las torrecillas, por las que se le conoce popularmente, como Ses Torretes.”
Así que nada, mencionan que tiene una historia sorprendente, pero no dice mucho del motivo. ¡En fin!
Continuamos la visita recorriendo las calles de Sóller, ya de despedida, pues iríamos a comer a otro lugar.
(Continuará.)
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