Con Topo nos juntamos en la terraza de un restaurante ubicado en el Parc de la Mar, con vistas tanto al puerto como a la catedral. Empezamos el recorrido callejeando desde allí, con la suerte de que estaban montando una feria de artesanías que suelen poner siempre como parte de las celebraciones del día de Baleares. ¡Menos mal que acabábamos de comer! ¡Que si no nos habríamos hinchado allí mismo y ya teníamos reserva para la comida! :D
Seguimos callejeando por las calles más emblemáticas de Palma, con tranquilidad, dándonos permiso de curiosear donde quisiéramos.
Empecé a descubrir y a disfrutar de la costumbre mallorquina de dejar abiertos los portones para que los paseantes puedan contemplar las maravillas de los patios mallorquines.
Hay muchos negocios de extranjeros con conceptos bastante hem… ¿curiosos? Un ejemplo fue este lugar de nombre Matarraz que ya desde afuera se veía rarísimo, pero entrando entonces ya era surrealista. ¡Empezando con que sólo había un chico dentro y no fue capaz de devolvernos el saludo cuando entramos! El local era muy pequeño y aparentaba ser un ¿café? ¿Bar? Con una decoración bastante rara de cuyo gusto prefiero no pronunciarme. Pero bueno, mira, algo rarillo en la ruta siempre viene bien jejejeje. ;P
(Continuará).
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