El contraste de la "normalidad" de la ciudad con las formas caprichosas de la azotea de La Pedrera, me parecen sublimes.
Pero de todo, lo que me dejó ya anonadada, fue que precisamente una de esas formas caprichosas sirviera de marco ideal para La Sagrada Familia:
Ya de paso te comparto la vista desde uno de los balcones:
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